jueves, 20 de noviembre de 2014

La recuperación del pilar fiscal como condición para el desarrollo

Existe consenso entre los actores de la economía argentina respecto de la relevancia de la situación fiscal como determinante tanto de la coyuntura económica, como del crecimiento futuro. Por lo que, siendo el Estado uno de los grandes actores de la economía argentina, resulta importante analizar en perspectiva la evolución en los últimos años, así como algunos grandes números de una agenda de transformación con foco en el desarrollo.

Desde la crisis del final de la Convertibilidad en 2001/2002, la situación fiscal ha mostrado matices que son importantes resaltar. En este sentido, vale la pena concentrarse en la evolución del Sector Público Nacional (SPN, que comprende Tesoro Nacional, ANSES y resto de organismos del gobierno federal).

El SPN ha mostrado en la última década dos etapas claramente diferenciadas. La primera entre 2003 y 2008 expone una situación fiscal sólida con un promedio de superávit financiero de +1,3% del PIB. Mientras que la segunda etapa entre 2009 y 2013 expone una situación más débil con un déficit financiero promedio de ‐1,1% del PIB. Las estimaciones que pueden vislumbrarse para el cierre de 2014 indican una situación fiscal con un resultado financiero proyectado de ‐3,0% del PIB.

Es importante notar que dentro del financiamiento del SPN una fracción importante corresponde a ingresos derivados de la distribución de utilidades del BCRA y la renta del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) administrado por ANSES. Estos recursos sumados han variado entre 1% y 1,5% del PIB desde 2007, aunque en 2014 se estima alcancen casi 2,5% del PIB. En un enfoque de desarrollo de mediano plazo, estos recursos no deberían ser considerados en la estructura de financiamiento del SPN.

Otro resultado relevante ha sido el incremento del tamaño del SPN dentro de la economía. En el año 2003 el tamaño era 12,6% del PIB pasando en diez años a 23,4% (2013). Es decir, un incremento record de 10,8 puntos porcentuales. A nivel de presión impositiva se verificó el mismo fenómeno, pasándose de 13% a 21,5% del PIB.

Llegados a este punto del análisis, una posible línea de acción que se deriva, se refiere a que el nivel de presión impositiva alcanzado no debiera resignarse. Esto se define con el convencimiento de la necesidad de implementar y financiar importantes políticas públicas para el desarrollo. No obstante, deberían sustituirse los ingresos derivados del BCRA y el FGS. A su vez deberían adecuarse los gastos en el monto del déficit financiero estimado para 2014.

En suma, desde el SPN la agenda en grandes números podría ir por una reforma tributaria que sustituya 2,5% del PIB que actualmente financian el BCRA y el FGS, mientras que por el lado del gasto se deberían adecuar 3,0% del PIB.

¿Cómo podría lograrse a grandes rasgos estos dos objetivos?

Por el lado tributario, la sustitución de 2,5% del PIB de ingresos no es un tema menor, si además se considera la necesidad de revisar la estructura tributaria, el desafío resulta muy relevante. ¿Qué temas tributarios debieran revisarse? Los impuestos de emergencia nacidos en el final de la Convertibilidad, como Derechos de Exportación y el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios, son un primer elemento de discusión. El Impuesto a las Ganancias en lo que se refiere a su estructura de alícuotas, tramos, montos no imponibles y ajuste por inflación. La tributación sobre el consumo en IVA e impuestos internos. Toda esta temática no será abordada en esta nota, dado que representa un capítulo en sí misma. La adecuación de alícuotas, exenciones y el avance tecnológico en la lucha contra la evasión, debieran aportar la sustitución de 2,5% del PIB que hoy resulta generado por la distribución de utilidades del BCRA (con efectos en el nivel de emisión monetaria) y la renta del FGS (con efectos sobre la sustentabilidad previsional).

Por el lado del gasto la discusión podría iniciar sobre la focalización de las transferencias corrientes al sector privado. Éstas representan en 2014 un 5,5% del PIB siendo muy relevantes los subsidios a los servicios públicos (electricidad, gas, transporte, etc.). Este concepto ha sido uno de los factores explicativos de la transición entre el superávit de 2008 y el déficit actual.

La recuperación del pilar fiscal como condición para el desarrollo es un desafío enorme, pero la situación dista de ser tan terrible como algunas veces aparece. Si congelamos la situación proyectada para 2014, es decir no se profundiza en 2015, se trata de generar las condiciones para sustituir ingresos por 2,5% del PIB e implementar políticas de gastos que signifiquen un ahorro de 3,0% del PIB.

En definitiva, estamos hablando de medidas fiscales que involucran 5,5% del PIB, que podemos comparar con situación recientes extremas en el mundo desarrollado. Como por ejemplo el déficit que tuvieron que enfrentar España (11,1% del PIB) y Reino Unido (11,4% del PIB) en 2009, durante la crisis financiera internacional. En 2014 España ha reordenado su situación fiscal llegando a un déficit de 5,5%, previendo en 2018 equilibrio presupuestario. Mientras que el Reino Unido ha bajado su déficit a 5% del PIB en 2014.

Volver de esta manera al sendero de fortaleza fiscal, como fue hasta el año 2008, implicará eliminarle a la economía los efectos del financiamiento vía BCRA y FGS del desequilibrio fiscal del SPN. Además se necesita una reforma tributaria que adecúe la estructura de impuestos para una economía más competitiva. Acompañado, por otra parte, por mayor eficiencia y superior focalización del gasto público. Todos estos ingredientes deberían combinarse con una agenda federal que recomponga la relación de potestades tributarias y responsabilidades de gasto a favor de los gobiernos subnacionales.

Publicado en El Cronista (versión reducida)